
Sin saber cómo, ni por qué, hemos terminado con una cámara en la mano en el desolado mundo que nos presenta Fallen Earth. Una vez allí, un tipo nos ofreció comida por cada instantánea que pudiéramos tomar que le cautivase como para colgarla en la única pared que quedaba en su casa. Ésto es lo que pudimos hacer con lo que teníamos.