Primeras impresiones de Kinderdragons

7   Valoración
Jugabilidad: 5/10
Graficos: 8/10
Rendimiento: 8/10

Muchos tipos de dragones, gráficos decentes

Sólo disponible en Facebook, tiempos de producción largos, restricciones

Primeras impresiones de Kinderdragons

Recientemente hemos probado Kinderdragons, el nuevo juego para Facebook de R2Games, un título gratuito en el que cada jugador posee una isla flotante y debe encargarse de la cría de dragones con el objetivo de enfrentarlos contra los dragones de otros jugadores. El juego es una mezcla de géneros, combinando gestión de granjas y combate de criaturas, aunque la parte de mantenimiento y producción de construcciones no es excesivamente compleja. Con una cuenta nueva, nos dispusimos a ver qué ofrece este nuevo juego.

Nada más comenzar, uno se encuentra con un pedazo de tierra despoblado en el que se pueden construir distintos edificios. El espacio tiene límites y cada construcción ocupa una parcela. Estas construcciones sirven para cubrir todas las necesidades de la cría de dragones; tenemos criaderos, incubadoras, patios, fosos... Cada uno tiene una función específica, y todos son útiles. Por ejemplo, los dragones recién nacidos se emplazan en nidos, en donde son alimentados con la comida que se produce en las granjas. No obstante, es necesario mencionar que el número de edificios es limitado, y también que es posible adquirir nuevas islas en las que construir. En un momento dado, la única necesidad que se tiene es la de tener nidos para poder tener más dragones. El sistema en sí carece de elementos de reciclaje de recursos más allá del oro producido en los nidos y que puede emplearse para adquirir distintos elementos, por lo que no tiene excesiva dificultad.

Pero esto no es un problema, ya que como el propio nombre del juego indica, lo más importante son los dragones. Uno de los fundamentos del juego es la posibilidad de crear nuestros propios dragones cruzando distintas especies. Los cuatro tipos básicos de dragones pueden adquirirse en la tienda con oro (el resto requieren gemas, la divisa premium), y son: fuego, agua, roca y planta. Al combinar por ejemplo un dragón de fuego y uno de agua, tenemos la posibilidad de conseguir un dragón de las nubes. Si combinamos un dragón de fuego y otro de roca, podemos conseguir un dragón de roca ardiente.

 

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Kinderdragons posee el componente que hace interesante a Pokemon, el hecho de querer conseguir todas las posibles criaturas. Aunque al poder comprar los huevos en la tienda con dinero real se pierde el factor sorpresa y la emoción de lo que uno puede conseguir al cruzar dos tipos de dragones diferentes, lo que sería un aspecto increíblemente divertido.

Tras hacernos con algunos huevos, criar algunos dragones y alimentarlos, acumulamos suficiente experiencia para desbloquear el primer modo PvP, “Torneo”, que nos invita a formar un grupo de tres dragones. Al principio, como cabe esperar, la estrategia a la hora de formar equipos no es excesivamente importante, pero a niveles altos puede suponer perder o ganar un combate contra otro jugador. El propio juego te sugiere que trates de tener respuesta a cualquier tipo de dragón, pero en nuestro caso sólo teníamos acceso a los cuatro tipos básicos.

El combate en Kinderdragons es automático. Los dragones se enfrentan hasta que un equipo pierde. Aunque al subir de nivel se adquieran nuevas habilidades y mejores atributos, el jugador nunca llega a tener control sobre lo que ocurre en el combate.

 

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Por desgracia no pudimos probar el modo PvP demasiado, ya que aparentemente hay una limitación de doce horas para poder participar por segunda vez, lo que resulta frustrante. No podemos asegurar que ocurra en los distintos modos que se desbloquean más adelante, pero este es el caso con el primer modo disponible.

A partir de ese momento comenzamos a toparnos con problemas de gestión. Una vez que se avanza en el juego se empieza a apreciar la falta de gemas para acelerar la construcción de edificios o la cría de dragones. En los primeros niveles el proceso es rapidísimo y el juego te facilita gemas para acelerar todo, pero en torno a nivel ocho uno se ve sin gemas y sin un medio sencillo de adquirirlas. No es un problema, obviamente no esperamos que se regalen, pero es que criar e incubar un huevo es un proceso que conlleva seis horas, por lo que esto impide que pueda jugarse de manera continuada. Se trata de un juego desarrollado para jugar de manera ocasional, sin dedicarle excesivo tiempo. Aquellos que quieran continuar jugando, deberán comprar gemas. Pero, en cualquier caso, quizá tenga demasiadas restricciones en cuanto a lo que se puede hacer para jugadores que no quieren invertir dinero real.

Dejando esto a un lado, el juego tiene un aspecto asombroso, con gráficos muy coloridos y con muchos detalles. Como concepto, es un juego bastante original e interesante, pero no es para aquellos que estén buscando un título con el que ocupar una cantidad elevada de horas.





 

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