Estos últimos días hemos estado probando el nuevo shooter en primera persona de OG Planet, Dizzel, un emocionante free-to-play que se desarrolla en un futuro cercano y donde combates en grupos PvP de ocho jugadores en diferentes modos de juego y mapas. Tras superar el tutorial y aprender conceptos básicos como cambiar entre armas, entre las que se incluyen rifles automáticos, granadas y poderosas hachas, o cubrirse y disparar, estuvimos preparados para una verdadera contienda. Los controles son sencillos ya que se utilizan las teclas WASD y el ratón para apuntar y disparar.
El juego ofrece un típico sistema para elegir armas y equipo antes de entrar a la batalla, con una gran variedad de objetos que se pueden obtener ganando partidas o haciendo misiones diarias, con las que se obtiene dinero para gastar en la tienda.
Nuestra primera batalla de prueba, que no grabamos, la disputamos en el mapa Doha Bazaar, y en ella descubrimos lo fácil que es acabar con los enemigos si diriges bien los disparos y utilizas el arma correcta. Un francotirador hizo estragos en nuestro equipo, ya que se situó en una buena posición, el mapa no era muy grande y sus balas casi alcanzaban la habitación donde aparecíamos después de morir. Nos vimos obligados a defender la posición mientras el otro equipo invadía nuestra base y nos masacraba nada más aparecer. Por lo que perdimos y no nos llevamos una buena impresión de nuestra primera partida.
Para la segunda también nos metimos en una partida a muerte por equipos donde el primero que consiguiera un determinado número de muertes ganaba. El escenario era una Venecia donde el cambio climático había secado los canales. Los puentes eran importantes para las escaramuzas, y aunque todos los mapas parecen bastante simétricos, en este el primer equipo en hacerse con el puente central disfruta de una gran ventaja al disponer de líneas de visión de todos los puntos de acceso. Aquí vimos lo importante que es la colaboración de todo el equipo y que una buena administración defensiva puede dar grandes frutos. Una vez más fuimos completamente aniquilados: en cinco minutos (de los diez que duraba la partida) el equipo rival ya había conseguido las 60 muertes necesarias para conseguir la victoria. Y nosotros solo unas tristes 27.
Nuestra batalla final la realizamos en Waterway, un mapa más grande que los otros dos (aunque clasificado como de medio tamaño). Comenzamos con cinco componentes en nuestro equipo y tres en el rival, por lo que pudimos bloquear sus rutas, pero entre las dimensiones del mapa y el escaso número de participantes tardabas en encontrar a los enemigos. Aunque fueron entrando más, también se fueron marchando, hasta que solo quedaron dos, pero como ambos eran bastante hábiles no era fácil matarlos y la partida se volvió más interesante ya que no había jugadores regalando muertes. Pero una vez más quedó patente lo importante que es el comienzo de la partida, cómo un dominio rápido puede sitiar al equipo en su propia base y lo complicado que es salir de esa situación, lo que puede ser un verdadero problema para disfrutar del juego.
A pesar de que el juego tiene un buen aspecto estético, los personajes se mueven con facilidad y el combate es emocionante, parece que para disfrutarlo en todo su esplendor vas a necesitar partidas de clanes, ya que jugar de manera casual y en solitario puede resultar algo frustrante después de un tiempo.
