Fear Factor – ¿Qué hace a un juego aterrador?

Recién pasado Halloween es un buen momento para reflexionar sobre qué cosas son escalofriantes o espeluznantes en el mundo de los vídeojuegos, así que hemos elaborado este artículo de opinión sobre cuales son los títulos que más miedo dan y cómo consiguen que parezca que nuestro corazón vaya a salir huyendo.

Echando la vista atrás recordamos que uno de los primeros juegos que nos pusieron los pelos de punta fue Resident Evil. Jugábamos en nuestra adolescencia, a oscuras y en una tele grande, por lo que los sustos que nos daba todavía los tenemos bien grabados. Y aunque la serie ha continuado y hemos probado otros juegos de terror, el recuerdo de aquella mítica entrega  siempre va a quedar grabado en la memoria.

Pensando sobre Resident Evil y otos títulos terroríficos, ¿qué hace de ellos tan espeluznantes? Lo primero son unas cinemáticas que te meten de lleno en la acción de las películas, con una combinación de música, suspense y sustos que algunos juegos han conseguido transportar a este medio interactivo, el cual cuenta con un factor propio del que hablaremos más adelante.

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“Este suspense es terrible. Espero que dure.” - Oscar Wilde

Lo que está claro es que nos encanta pasar miedo, entrar en un pasillo oscuro esperando descubrir un terror innominable, un susto o la expectativa de uno, saber que hay un peligro al acecho pero no saber dónde. Eso es lo que juegos como Slenderman dominan a la perfección con la típica situación de estar en un lugar oscuro protegido únicamente por la luz de una linterna mientras algo probablemente se encuentre a tu espalda, lo que hace que vayas cada vez más deprisa y tu corazón bombee sangre cada vez más rápido.

Lo mismo sucede con Resident Evil: detrás de cada puerta que abres esperas encontrar una habitación llena de zombis u otros monstruos y nunca sabes si vas a tener balas suficientes. La amenaza que no se ve generalmente es la que más se teme.

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La adrenalina es un potenciador excelente y algunos sustos se te quedan grabados a fuego. En nuestra memoria todavía retenemos uno en el que corríamos por un pasillo, en Residente Evil, y dos perros zombis atravesaron abruptamente una ventana para situarse delante nuestra. Casi nos provoca un infarto. Dead Space utiliza también este elemento para provocar sustos, ya que sus monstruos aparecen de donde menos te lo esperas y consiguen pillarte realmente desprevenido, aunque camina en otra dirección a la de los juegos mencionados anteriormente.

Y esto no es otra cosa que el sempiterno miedo a la muerte.

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Los sustos más el suspense más el miedo a morir y perder lo logrado agudizan el pánico y provocan saltos, carreas y chillidos; exactamente lo que buscamos en un juego de terror.

Ahora, con el cambio de orientación hacia un estilo más casual en la forma de concebir videojuegos, este elemento se encuentra moribundo. Se puede guardar la partida en cualquier momento, lo que resta emoción (en Resident Evil, por ejemplo, había que tomar la decisión de avanzar un poco más o gastar un preciado rollo de tinta). El miedo a morir es prácticamente nulo y los juegos de terror se están convirtiendo en cosa del pasado, por lo que tenemos que recurrir a juegos 'indies' para poder experimentar las sensaciones que buscamos en este tipo de entretenimiento.

Y eso sí que da miedo.

 





 

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